Perugia-Roma-Civitavecchia-Barcelona
Salimos al
terminar un desayuno muy bueno e inesperado por lo sencillo del hotel donde se
desvivieron por atendernos, tomamos las pequeñas carreteras que recorren las
colinas y montañas que separan Florencia de Roma, curvas deliciosas y no muy
transitadas nos permitieron disfrutar de los paisajes rurales de esta zona de
Italia, con pequeños pueblos o caseríos de piedra siempre construidos sobre los
riscos a orillas de algún rio, te puedes imaginar con claridad la de veces que
los construyeron abajo, a orillas del rio, para luego ver como los destruían o
saqueaban y terminaban construyéndolos allá, arriba del todo, con lo que eso implica
en términos de comodidad solo para poder defenderlos. El paisaje es inmejorable
el resto del camino y solo tomamos la autopista para entrar a Roma
donde nos esperan unos amigos para la comida. Nos encontramos en una pequeña
trattoria con mucha historia en la que tenían mas de 100 años sirviendo la
pasta hecha en casa, al dente, muy al dente como la comen los romanos y con
unas salsas deliciosas, nos abrazaron como se abraza a la familia, nos
atendieron de la forma mas esplendida imaginable y escucharon nuestras
historias como las mas interesantes de este mundo, al terminar de comer pedimos
un Latte Macchiato con el tiramisú de rigor y enseguida el restaurante entero
se silenció, como si el tiempo se detuviera, y sentimos que todos voltearon a
ver quien era el insensato que pedía eso en cambio de un
expresso como mandan las buenas costumbres. Después de preguntar a quien
habíamos insultado y dejar que pasara el sonrojo insistimos en nuestra petición
y satisfechos bebimos nuestro café con un tiramisú delicioso. Nos despedimos
para dar una vuelta por la ciudad no sin antes acordar, tras su insistencia,
vernos de nuevo para la merienda.
Roma esta llena
de sitios increíbles que también gritan su glorioso pasado e incluso gritan sus
intentos de mantener esa gloria de otra época, pero ahora parece ser mas
caótica y conducir por sus calles, en especial en moto, es desagradable. Tienes
la sensación permanente de estar siendo atacado o incluso perseguido por los
otros vehículos, la agresividad y torpeza de sus conductores se mezclan de una
forma indescriptible con su desapego por las leyes de transito creando un
absoluto desorden generalizado, que supusimos se vería reflejado en sus tarifas
de seguro o tasas de accidentes. Ha usted vive en Roma, pues su seguro vale el
doble y su esperanza de vida es la mitad…
Aparte de este
detalle, sus monumentos, plazas, museos y edificios son simplemente
impresionantes, y su comida inigualable, nos encanto.
Antes de salir al
puerto para abordar el ferri nos encontramos de nuevo con nuestra nueva familia
en la pasttiseria acordada, nos esperaban con los brazos abiertos, incluso
trajeron presentes, aceite de oliva de su propia cosecha y la mejor mozzarella
de Búfala del mundo, y por supuesto no nos dejaron pagar nada. El sitio era
encantador y sus postres deliciosos, yo me decanté por un Montblanc, que no era
otra cosa que puré de Castañas con crema, de nuevo no me pude resistir a los
recuerdos familiares. Nos acompañaron a nuestras motos, nos tomamos fotos y nos
despedimos con la esperanza de encontrarnos de nuevo en Barcelona muy pronto.
Condujimos al
puerto por la autopista y en poco mas de una hora ya estábamos en la fila del
Ferri, felices de haber sobrevivido a la experiencia de conducir en Roma sin
siquiera un arañazo, aunque por poco en varias ocasiones. Allí comenzamos a
realizar lo experimentado durante los últimos días y por supuesto a comentarlo
con los compañeros de travesía en el Ferri, antes de darnos cuenta ya estábamos
a bordo del navío que nos llevará a Barcelona y discutiendo con el personal del
barco sobre como se debían amarrar las motos.
Nos esperan 24
horas de descanso en el barco y el resto
de nuestras vidas para recordar lo que ha sido una experiencia inmejorable e
inolvidable.
Me encanta vuestro viaje. Muy bien redactado, te metes en el decorado y lo vives. Gracias por el aporte
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