Zagreb-Trieste
Conocimos poco de Zagreb, solo unas cuantas calles del
centro durante la noche mientras fuimos a cenar, sin embargo la impresión
general es fantástica, una ciudad bastante sofisticada y con mucha historia
como todas las ciudades de los Balcanes. Cada kilometro que hemos recorrido
hacia el norte implica cambios claros y
reconocibles en toda la geografía, las calles, las casas, los comercios, la
atención prestada a todos los detalles es impresionante, sin ser ostentoso, ni
siquiera lujoso, es la perfecta imagen de una sociedad bien desarrollada, y al
cruzar la frontera con Eslovenia lo confirmas aun mas. A lo largo de las
carreteras secundarias todas las casa llenas de flores en sus fachadas de
arquitectura germánica dibujan paisajes idílicos, enmarcadas por prados verdes
con pequeños castillos de techos rojos que afloran sobres los bosques de
coníferas centenarias en las colinas.
Incluso las autopistas pagas funcionan por un sistema
de confianza en el ciudadano, donde cada quien es responsable de comprar y pegar
una pegatina en su vehículo para poder usarlas y nadie chequea al momento de
cruzar los peajes que la tengas o no. Esto seria impensable en países como
España o Italia.
Ljubljana
sorprende aun mas, con solo unos 270.000 habitantes es la única ciudad de
Eslovenia, y su centro histórico está partido a la mitad por el río Ljubljanica
con unos bellos paseos a ambos lados del rio llenos de terrazas para sentarse a
comer o a beber algo y escoltado por una gran cantidad de edificios del siglo
pasado, realmente deliciosa y sus calles me recordaron de algún modo la también
hermosa ciudad de Salzburgo. Comimos allí sentados, a las orillas del Ljubljanica
un Gulasch fantástico y en otra de sus terrazas tomamos el café y el postre, en
una pastelería con un surtido de dulces impresionante y con una decoración
vanguardista que contrastaba con el antiguo y hermoso edificio que ocupaba.
Al salir empezaban a caer algunas gotas de lluvia por lo que apuramos el paso y tomamos la
autopista hacia Trieste, al poco tiempo dejamos atrás la lluvia y pronto
llegamos a esta bella ciudad del Adriático,
su centro histórico es impresionante pero los alrededores de la ciudad
no lo son tanto, enseguida notas que estás en un país latino, donde el caos
convive en cierta medida con el orden, o se enfrentan en una interminable
batalla y nunca sabrás quien ganará la partida, mientras nos dirigíamos al
centro nos topamos con una gran manifestación independentista, parece que esto
está de moda en Europa. Paramos en su plaza central a tomar café, descansar un
poco y buscar hotel para pasar la noche. Luego salimos a cenar una pizza
inmejorable y nos peleamos con los Italianos al tratar de acompañarla con vino,
al parecer eso no está dentro de lo posible en Italia, tendríamos que bebernos
una Birra como dictan las buenas costumbres de esta ciudad, terminamos riendo a
mas no poder cuando Andreas se preguntaba porque no podía ser igual con las
normas de conducir, a no, esas si se las pueden saltar a placer pero vino con
la pizza, imposible…
Mañana nos toca la
jornada mas dura del viaje , trataremos de acercarnos lo mas posible a Roma.
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