Dubrovnik-Sarajevo
(Bosnia)-Mostar
Esta mañana me costo mucho mas de lo esperado despertar,
llevamos dos jornadas muy largas seguidas y eso se nota, sin embargo las ganas
siguen intactas. Salimos a desayunar al casco histórico de Dubrovnik y a
caminar un poco por sus hermosas calles, ya es mediados de septiembre y aun
cuesta abrirse paso por sus estrechas calles entre la multitud, sin embargo
esto no le quita encanto alguno a la ciudad, es una joya. Las fuertes lluvias
que prometían durante toda la mañana no llegaron, y así tomamos café, zumo,
huevos y pan en la plaza de la ciudad como buenos turistas, después nos
perdimos por sus calles admirando sus detalles y nos deleitamos la vista con
sus hermosas mujeres. A media mañana regresamos al hotel a prepararnos para la
salida con todo el equipaje y los implementos de lluvia y partimos hacia Bosnia,
la frontera estaba cerca y no tardamos mucho en llegar a la fila de la aduana
donde nos pidieron los documentos y la carta verde del seguro que nos faltaba,
como manda Murphy, al final se pudo solucionar después de una larga
conversación y 40€ menos en nuestras carteras.
Al entrar en Bosnia nos sorprendió de forma muy grata
el estado de sus carreteras, sencillas
pero muy bien mantenidas. Discurren durante los primeros kilómetros por un
paisaje árido y de muchas piedras que se alarga por toda la meseta al borde del
Adriático, cruzamos Trevinje y paramos a comer en un restaurante de carretera a
medio camino de Sarajevo, al terminar y retomar el camino comenzó a llover y nunca
paró hasta el final del recorrido. La carretera subió montañas y bajo por
bellísimos cañones, la temperatura cayo radicalmente hasta los 8 grados y de no
ser por las maravillosas maquinas con las que viajamos, y el equipo completo
contra el agua, no hubiéramos podido seguir el camino, los truenos se sucedían
uno tras otro, incluso durante una parada a tomar chocolate caliente y en plena
tormenta al caer un rayo perdimos la conexión a internet, las condiciones
fueron difíciles pero logramos sortear el trayecto sin ningún tipo de incidentes.
En general esta
parte de Bosnia está bastante despoblada, en la parte de montaña predomina una
vegetación exuberante, muy parecida a Montenegro, y en el terreno plano se ven
pequeños asentamientos construidos alrededor de grandes infraestructuras ya
abandonadas que parecen fabricas de la época Soviética, incluso también se
pueden ver algunos monumentos de esa época a lo largo de la carretera, llama
mucho la atención la cantidad de cementerios, incluso en zonas donde no hay
pueblos, cementerios en medio de la nada, también es impresionante ver las huellas
de la guerra en todos los edificios viejos, sin embargo lo que predomina a la
vista, al menos en las ciudades, es la renovación de un pueblo donde se mezclan
muchas culturas, templos de todas las religiones a pocos metros unos de otros y
sus feligreses que caminan por las mismas calles y se sientan en los mismos
locales a beber café.
Llegamos a
Sarajevo cayendo la noche, mojados, cansados y con frio, con mucho frio, por lo
que decidimos no continuar a Mostar, donde se había planificado llegar.
Buscamos hotel donde quedarnos tomándonos un café en un pequeño bar con
internet y enseguida fuimos a registrarnos, nos dimos una buena ducha caliente
y salimos a cenar y caminar un poco por sus calles, una ciudad muy interesante
y bella, llena de vida y con gran cantidad de edificios históricos. En su
centro puedes ver templos de todas las religiones unos al lado del otro y sobre
el boulevard peatonal que discurre paralelo al rio Miljacka encuentras cantidad
de restaurantes típicos y apetitosas cafeterías con sus dulces y tartas
expuestas, así como modernos bares repletos de gente.
Cenamos Cevapcici
y vegetales a la brasa y luego recorrimos el boulevard en busca de una
cafetería que nos recomendaron donde tomar el café y el postre.
Mañana será un
día mas largo de lo previsto, esperamos poder recuperar lo perdido y llegar
hasta Split a dormir.
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